jueves, 3 de abril de 2008

Desde que tengo noción, recuerdo el por qué estaba aquí, viva, respirando, por mi misión en esta vida; lamentablemente por mi parte, todos tenemos una misión pero algunas muy seleccionadas distan demasiado de una expectativa normal de vida.

En lo predispuesto no existen argumentos buenos o malos simplemente existen para un fin, y en mi vida la gran mayoría de las cosas fueron predispuestas para seguir esa misión.

Lo acepte en cierta forma, pero hice juico en el libre albedrío y aposte por el, vivir la promesa del paraíso, contrario a lo que se piensa, el paraíso no es el cielo, ni lo vamos a encontrar al morir, sino está en esta tierra y está en esta vida, y depende de nosotros el vivirlo, pero el humano vive con el desafortunado incidente de crearse su propio infierno, no hablando con ello de llamas eternas y demonios con trinchetes, y esa fue mi principal razón de desistir de algo seguro, porque a pesar de los infortunios, la elección de vivir es lo que nos mueve.

Pero mi albedrío no es completo, no me dejaron, y mi misión sigue a pie de batalla.

Existen personas que no se sentirán bien con lo que hago y se marcharan sin más y otro se quedaran.

Puedo dar esperanza o quitarla de la manera más rápida que exista, luz a cambio de oscuridad, y oscuridad a cambio de luz, esa es la regla, y no a muchos les agrada la idea, nos movemos por el sentido de la avaricia, tomar todo pero no dar nada, lo cual nos lleva a nuestra perdición, nunca tenemos suficiente.
A cambio de una vida “normal” se me imponen pruebas ante mi fe, empujándome hasta ver a donde desistiré, hasta ahora creo que he sobrevivido a ellas, y algunas han sido muy duras pero tengo que ser fiel a mis principios y conceptos que es con lo único con lo que puedo vivir, es el estira y afloje, la historia de mi vida.

Existen veces que es tan risible lo cínico y predecible de la situación y otras en que simplemente me pregunto dónde iré mañana, cómo caminare en mi vida y que encontrare en ella.

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