jueves, 3 de abril de 2008

Anoche lloré en tus brazos,
con la luna mirandome en un cielo tan nitido
que la más infima estrella se apreciaba en su esplendor.

Anoche supe que el dolor se puede parcharse con un abrazo
y combatir la penas con simples palabras.

Y lloré contigo.

Mientras la oscuridad velaba sus secretos,
mientras el mundo solo era expectador
de los sentimientos mas viejos del corazón.

Anoche la razón estuvo instante exiliada,
el aire se humedecía con las lagrimas,
y los sentimientos afloraban del alma.

Anoche mis ojos se secaron en tu hombro,
mientras tus labios susurrando
sentenciaban la solicitud del destino.

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